1. La Candida albicans es un hongo oportunista, eso significa que aunque puede vivir en nosotras sin causar daños, pero en cuanto tiene la ocasión de crecer y expandirse, lo hace.
2. Crece cómoda a pH alcalino, la vagina tiene ese pH justo en los días premenstruales y durante la menstruación, los tampones contribuyen a mantener ese ambiente. Además, nuestro sistema inmune es más vulnerable durante la fase lútea y esto implica una menor defensa contra esta.
3. Se alimenta principalmente de glucosa, por ello, en épocas estresantes, dietas muy altas en carbohidratos, exceso de estrógenos o diabetes mal controlada hay más probabilidad de crecimiento: todas estas circunstancias conllevan un aumento de glucosa en el torrente sanguíneo y la C. albicans se aprovecha.
4. Los antibióticos arrasan con las bacterias que mantienen en equilibrio a la cándida y por lo tanto, hay un mayor riesgo de padecer candidiasis. El DIU tiene efectos similares.
5. Para poder librarnos de ella es necesario utilizar antifúngicos y recomendable repoblar con probióticos (bacterias que ayuden a luchar contra la cándida), además, de apoyar con la alimentación y corregir factores que puedan estar causando su aparición.
Este hongo también puede estar presente en el intestino y en la boca, por lo que quizás haya que “tirar del hilo” y observar realmente dónde está el problema de la candidiasis. Si esto ocurre, por mucho que solucionemos la candidiasis a nivel vaginal, tendremos reinfecciones constantemente.
Si sufres de candidiasis y quieres mejorar tu microbiota vaginal, te espero en consulta :)
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